El tiempo es un buen punto de partida para cualquier tipo de meditación, desde una muy sencilla hasta una compleja y profunda. Mi experiencia personal me ha llevado desde temprana edad a cuestionarme su misma naturaleza. Hay quienes creen que el tiempo es un ancho río en el que nos encontramos inmersos y que sólo un observador externo (¿Dios?) puede comprenderlo y manipularlo. Este concepto, por simple que parezca implica ciclos, transformaciones, un proceso que se repite infinitamente, libre albedrío, tantas cosas que mi cabeza no puede sumirse en tantos tecnisismos.
Estoy sentado sobre mi cama, encima de ella se encuentran dos almohadas, una mochila, un viejo peluche, un calcetín usado y un toalla sucia. La pared detrás mío no tiene nada excepto una servilleta sucia con un teléfono y rastros de goma. En unos cuantos días la pared ya no tendrá esto, la cama en la que estoy sentado se encontrará lejos de aquí y yo me encontraré arrumbado sobre otra cama.
Por lo pronto mi espalda se encuentra ligeramente arqueada, mi pelo desaliñado y mi barba mal rasurada. Mi mirada se encuentra perdida en el monitor sobre el que escribo, mi mano derecha tiene dos cicatrices que me hice a drede hace una semana mientras que la otra se mantiene alerta a los impulsos necesarios para teclear sobre la computadora.
Pegan las gotas de lluvia sobre mi ventana, echándome en cara quien soy y a donde voy. Creía saberlo, ahora sólo sé que estoy sentado escuchando el golpeteo de la lluvia a mis espaldas y mis manos no revelan nada. A veces no son los momentos de guerra los que te destruyen sino aquellos de paz que no conducen a ningún lado y ¿qué es la guerra sino el camino para el estancamiento de lo que llamamos paz?
No estoy triste, sólo estoy pensando en demasiadas cosas que posiblemente sería mejor no pensar ya que conducen por los laberintos más extraños y el deseo.
Miro el cristal y contemplo la gota que resbala por el árbol y pienso en mí, en mí, en mí, en los causes del tiempo y su consecuencia, deseo sumergirme en todos ellos pero sé que debo escoger uno. Quiero creer que si las decisiones ya están tomadas entonces doy pasos rectos a ese futuro de felicidad
1 comment:
La felicidad quiza solo es el camino, no el destino, y es la amenaza de guerra lo que provoca que nuestras almas se preparen a enfrentar a l amuerte; la paz solo es mansedumbre y compformismo
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