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Tuesday, September 30, 2008

Y fueron el crepúsculo y el amanecer del octavo día

Episodio IX

Y fueron el crepúsculo y el amanecer del octavo día


Hay días en que uno calla las cosas y las olvida. El que las olvidemos no implica que no sigan ahí.... ¿Verdad fea? Así comienza esta historia, con una niña horrible. Ella es, porque no se ha muerto, una de las personas más maravillosas del planeta. De ella recuerdo su voz, ese dulce sonido que fue mi compañero durante mucho tiempo. Con ella todo sucedió como ocurren las cosas realmente importantes: en un día como cualquier otro. Una extraña con la que tienes un vínculo en común que eventualmente se convierte en amistad, siempre incompleta, siempre impotente. No había nada que lamentar pero una de las partes siempre esperó algo más. Ese algo se convirtió en un manojo de esperanzas. Pero él no se mantuvo firme, o al menos no los suficiente para intentar acercarse. Él no se mantuvo valiente cómo para tomar un rumbo distinto. Siempre en el medio, tibio. Un día las ilusiones terminaron, ella se me escapó entre los dedos y la noche se acrecentó sobre él, sobre mí.

Sin embargo eso es historia del pasado porque sé que de ese momento he crecido lo suficiente como para evitar cometer los mismos errores... Me encontraba dormido, el mundo no existía, estaba esperando el camión y la encontré. Un día como cualquier otro todo empezó a tener sentido de nuevo. Lo más increíble de todo fue que todo parecía que iba a funcionar. Pero sé que el no juega con los dados y quebró mi ímpetu inicial. Fue entonces que descubrí que todavía era de noche, que los problemas a los que me había cegado seguían ahí. Volté hacia arriba y comprendía que debía aceptar la luz de la noche para poder llegar a acepatar la luz de la mañana por romper. A lo lejos veo la estrella que quise tener, a la que me aferré, la que recién había extraviado. No es momento de tenerla, es momento de comprenderla.

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